lunes, 3 de abril de 2017

Asesinato en Plaza de las Luces

*SmartRadio* (se proyecta la imagen de la portavoz de la policía a través del holograma). Bueno, hemos recibido decenas de llamadas a primera hora de la mañana advirtiendo una situación realmente desagradable (suspiro). Han hallado a una persona desangrándose en el suelo a la que han podido disparar a quemarropa y se ha desplomado en medio de la plaza de las luces. Estamos muy consternados por este suceso y he de confesar que cuando me han comunicado la noticia he pensado que era una broma de muy mal gusto.


Miro mi SmartWatch mientras viajo en la línea 224 de la circulación aérea. Abro el programa de contertulios de actualidad: –es realmente escalofriante. La policía ha vetado todas las imágenes captadas por las cámaras externas de la plaza para que no cunda el pánico y no genere una crisis traumática. La verdad, solo de imaginármelo me entran escalofríos– opina el moderador del programa. –hoy es un día muy triste para la humanidad. Cabe recordar que hace poco más de cuatrocientos años dejaron de registrarse este tipo de sucesos, llegando tan solo al dos por ciento de casos reportados por la policía. Hace siglos que no vemos un asesinato de dichas características, francamente ninguno de los aquí presente los hemos visto, y el hecho que el sujeto pueda poseer un arma de fuego, me pone el vello de punta. Espero que la policía tome cartas en el asunto y llegue al fondo de la cuestión, por otro lado, deberá tener bien atenta la seguridad de su red para impedir que se filtren las violentas imágenes. No queremos que nadie sufra una crisis de ansiedad– aporta la mujer de corbata roja.  –Con nosotros está hoy el magistrado y doctor de nivel tres en educación humana, ¿qué opina usted doctor de lo que ha pasado hoy aquí? ¿hemos fallado en algo?– pregunta. –Es una interesante cuestión esta que se plantea. Permíteme dar a relucir una serie de cambios que se han ido dando en la educación de los últimos siglos, quizá podamos entender o llegar a vislumbrar que confluye en el interior de la naturaleza del ser humano– explica.
Hace aproximadamente un milenio, el gran avance tecnológico permitió un cambio social, en la forma de la relación humana, en la manera de acceder a la información. Los investigadores la llamaron, pues, la era de la información. A pesar de tener los conocimientos a su alcance, todavía eran primitivos en el aprovechamiento y manejo de ésta y, por tanto, se sucedían verdaderas atrocidades y la educación no era eficaz: los gobiernos no funcionaban, existía el hambre, los asesinatos entre hombres y mujeres, la intolerancia, la discriminación, las guerras... y un largo etcétera. El acercamiento de la tercera guerra mundial, como todos sabemos, estuvo a punto de extinguir nuestra especie y se impuso el tratado Oportet quod species hominis superesse traducido como la especie humana debe sobrevivir. Se planteó regenerar el sistema global y con ello, el papel fundamental que jugaba la educación fue el punto de mira. Todas las naciones con poder trabajaron para desarrollar un sistema que permitiera, por encima de todo, generar un bienestar social inclusivo, antidiscriminatorio y tolerante, combatiendo las desigualdades y acentuando el altruismo. Este sistema educativo estaba fuertemente respaldado por los sistemas políticos y económicos. La renovación no fue fácil, pero tal y como estábamos, al borde del abismo, todas las personas sacaron fuerzas de flaqueza y se construyeron las bases que se dejaron escritas en dicho tratado. A través de los años se fue perfeccionando hasta nuestro CXXXVIII tratado. Las cosas han cambiado mucho, y un acto tan deshumanizado como éste puede replantear la utilidad del sistema. Es posible que estemos ante una reformulación del tratado, quién sabe. También puede ser cierto, tal y como afirmaban los filósofos antiguos de hace mil años, el ser humano es oscuro en su naturaleza y cometerá actos impuros siempre y cuando tenga la oportunidad de hacerlo. Sé que esta afirmación es disparatada, ya que la ciencia ha demostrado que en innumerables ocasiones que la educación es el arma, si me permitís esta atrevida expresión, más potente para estabilizar y armonizar la convivencia de las sociedades y del propio individuo. No obstante, esta situación también es disparatada, así que no veo por qué no tener en cuenta que no podremos dominar del todo nuestra violencia. Es posible que estemos en la antesala de una nueva educación. Veremos qué es lo que decidimos en la cumbre global de los líderes.

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