jueves, 20 de abril de 2017

Práctica 5. La Educación en 2030

La siksaka.

Atheos era desgarbado, solitario y tontorrón, era de la esplunya Maiké, como Nimios, la heroína de esta historia, sólo que él poseía una increíble sapiencia pagensyana o como se decía en la antigüedad “telúrica”, a diferencia de Nimios que era emocional y en ocasiones visceral.
Atheos, era incapaz de perderse las narraciones de su Ithas que le enseñaba la historia a través de sus fantásticos relatos contenidos en su probeta de psique memorística...

Evo 35. En lo más alto de un farundio, se encontraba Nimios, la alumna más brillante de la esclupis, cargaba un megatón de tiocetona, capaz de destruir la matriz Visvá en un planck. Ningún pagensyano daba crédito a cómo había sido capaz de llegar hasta allí, no por su capacidad psíquica mas por las barreras burocráticas de control de las esplunyas del tiempo. Mientras se cuestionaba cómo sería su futuro si seguía siendo una maiké regular, dónde habían quedado sus aspiraciones de épocas de samura en las que se preparaba para conquistar Khiton, a pesar del sesgado aprendizaje en esa esclupis de mala muerte en la que soñaba con convertirse en una Siksaka. Ahora yacía impasible en lo más alto de ese maldito farundio.
Nimios pertenecía a un pagensys que estaba compuesto por tres esplunyas, Nakámi, Maiké y Khiton, que conformaban la Anandí, su mayor aspiración siempre había sido presidir el pagensys y ser un orgullo para los maiké, por ese entonces ninguno había llegado a ese cargo, ese privilegio sólo lo tenían los khitoniatas. Pero Nimios siempre había sido especial, y desde chokari era consciente de ello, sabía e intuía que ella tenía el mismo derecho que los khitoniatas tan sólo por ser una pangeana y que cualquier ser de pangea debería tenerlos. En su incansable preparación para la lucha por la igualdad de esplunyas, había dedicado cinco lustros a la absorción de conocimiento de  Derecho Esplunyar y con esto, ya poseía la probeta de psique superior, las herramientas necesarias para no caer en las voraces fauces de los khitoniatas y sus ansias de dominar pangea hasta el fin del evo.

Nimios sabía que sólo le quedaban quince plancks hasta que llegaran los esbirros khitonianos, los Ejantos, y por eso debía ser consecuente con su decisión.
Las voces mentales de sus fratoj, persuadiéndola de no hacerlo, le obnubilaban la psique y la apartaban de su concentración en su principal objetivo, la toma de Killàna o la destrucción de Visvá. La primera ya no era una opción, estaba sola. Y retroceder era rendirse y condenar a su Anandí a la ruina intelectual hasta el fin del evo.
Había tenido un entrenamiento constante y pulcro a lo largo de esos escuetos lustros.
Ya era la hora.
La Anandí la necesitaba, como en antaño las tierras de argentum necesitaron a Sarmiento, porque era el único camino para crear psiquis libres, era el único modo de manumitir a los pangeanos del inicuo yugo khitoniano para manipular el pensamiento.

Muy de cerca ya se oían los arpegios de una reliquia de clarinete. Eran los Ejantos portando probetas capturadoras de psiquis libres para dejarlas in albis.  
Sin siquiera pensarlo, se armó de valor y se tiró del farundio en dirección a la Visvá. Dubitando, pero iracunda, tan visceral como siempre, iba con rumbo a los que serían los últimos plancks de la más valiente siksaka y también lo serían los de la Visvá, la bola maestra poseedora y controladora de las psiquis pangeanas.
...
La explosión fue atroz, pero inexorablemente esperanzadora…
Se la recuerda como la más osada Siksaka del evo y como la precursora de las esclupis de libre psique…

Mientras Atheos buscaba su probeta de sapiencias, miraba su marcador de plancks, agradecía a su Ithas por tan preciado relato y a Nimios por dejar tan valioso legado a Pagensys, pero llegaba tarde a su esclupis de libre psique y no se quería perder la clase de su Siksaka favorita.  






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