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miércoles, 22 de marzo de 2017

El precio del tiempo

Era de esperar. Tantos años queriendo estirar las horas, los minutos y los segundos... que al final ha ocurrido. Se veía venir. Nos obsesionamos con rendir más, hacer más, aprovechar más, aprender más... que al final estamos viviendo menos. Ya es tarde.
En el año 2025, tras un acuerdo unánime de las distintas organizaciones mundiales a la propuesta China de convertir el tiempo en el nuevo método de pago de unidades de información (terabytes y gigabytes), todo el mundo tiene acceso libre a la red, a cambio de su tiempo.

Cada persona dispone de una cantidad de tiempo, que puede ir canjeando a cambio de unidades de información. Se trata de una medida, según dicen los científicos y políticos, "necesaria" y adaptada a los nuevos tiempos", ya que todos necesitamos infinidad de esas unidades para desenvolvernos en esta sociedad, como caminar, a través de esa dichosa aplicación llamada "MeWalk" que te va llevando por las aceras como si fueses un producto de supermercado en una cinta, para conseguir que los peatones puedan ir andando por la calle pegados a sus dispositivos móviles con total tranquilidad, sin preocuparse de si se estrellan contra una farola, una papelera u otra persona. Con lo fácil que hubiera sido simplemente hacer caso a las señales de aquellos maravillosos años 16...



Incluso para tirar la basura necesitamos unidades de información, haciendo "click" en la aplicación doméstica Cleanhouse para que revise,separe y recicle por ti.

En cuanto a la educación, se ha convertido en una de las fuentes principales de consumo de unidades de información. Ya no existe la escuela como tal. Ahora se denomina "sede", ya que los buscadores (el concepto de alumnos quedó olvidado por su significado pasivo) se van moviendo por las distintas bases de datos y fuentes de información dependiendo de lo que les interese, construyendo sus proyectos laborales desde bien pequeños y presentándolos en la sede de su ciudad.
Por su parte, los guías (antiguos profesores) se dedican a opinar y orientar los proyectos de los buscadores. Además, los recreos son virtuales a través de juegos on-line. El día se aprovecha al máximo entre los proyectos y la formación en idiomas, técnicas de uso de datos y más formación. Y el tiempo que sobra, se invierte en unidades de información. Por lo tanto, tenemos a priori un modelo eficaz.
Como dirían los sabios ministros de Educación del mundo "Lo hemos conseguido. Hemos elevado el rendimiento de los alumnos en un 280% con respecto a décadas anteriores. Hemos logrado exprimir las capacidades de los alumnos, preparándolos para trabajar en esta sociedad". Lo que no han sido capaces de ver es que de nada a servido para la calidad de vida realmente humana. Culpa nuestra. Debimos haber reaccionado cuando aún podíamos. Debimos ver que estábamos encaminados hacia una vida llena de estrés, productividad y ansiedad, y poca o ninguna felicidad. ¿Dónde quedaron aquello a lo que le decíamos "hobbies"?, ¿Dónde están las horas para uno mismo?, ¿Qué hay de las horas de juego libre de los niños?. Se fueron, y, desgraciadamente, no volverán.

En definitiva, la sociedad "sobreinformada" de hoy en día (20 de Marzo de 2030), ha permitido que la tecnología invada toda nuestra vida, sin distinguir lo verdaderamente útil de lo absolutamente innecesario. Hemos sido, a la vez, víctimas y asesinos de lo más preciado que tenemos, nuestro tiempo.

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Acompañando esta idea futurista dejo una gran reflexión de Dani Rovira en una de sus actuaciones. No tiene desperdicio.






lunes, 20 de marzo de 2017

Recuerdos del mañana

Y salió dando un gran portazo.

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Era temprano, apenas empezaban a amontonarse pequeños rescoldos de vida entre las primeras luces del día. Iba concentrado en las diminutas gotas con las que la lluvia había acariciado los adoquines de aquella calle empedrada por la que tantas veces pasó cuando era niño. Mientras el ligero peso de su i-pad le permitía ir caminando tranquilamente, el de su mente no le dejaba avanzar sin que dar un paso resultase toda una odisea. Por qué, se repetía una y otra vez, por qué a sus 30 primaveras y aun habiendo tomado la última palabra, ahora, sentía aquella añoranza incluso antes de marcharse.
Los días se convirtieron en una rutina consistente en dejar pasar las horas, los minutos, oír por obligación, pero dejar de escuchar, mirar por intuición, pero dejar de ver. Mientras tanto, solo podía concentrase en el diálogo que mantenían aquellas enormes agujas, tic, tac, tic, tac, tic, tac…
¿Cómo habían pasado tantos años sin apenas darse cuenta?

***
¡Mamá, mamá, los reyes magos me han traído el libro que yo quería!

***
Atrás quedan aquellas noches en las que haciendo uso de una linterna y una pequeña manta, su madre y él formaban campamento en el salón de casa y dejaba volar su imaginación mientras aquella voz dulce daba sonido a la tinta impresa de unas páginas que tan lejos le llevaron.



Frente a aquella puerta de madera color nogal, empezó a guardar recuerdos en cajas de cartón.
El portátil, ese portátil, el que ninguna batería le duraba apenas nada, la Tablet, aquel móvil que siempre se apagaba sin previo aviso o el pm4. ¡El mp4! Empezó a escuchar las melodías que tanto tiempo había guardado, cada una le transportaba a un destino diferente. Recordó aquel verano en la playa, la arena, las olas y recordó el olor… Decidió quedarse con él, sí, no podía dejarlo ahí, guardaba muchos momentos que había vivido en forma de canción. ¿Y esto? ¡La nintendo! Enseguida soltó una gran carcajada, ¡cuántas regañinas se había llevado por pasarse horas jugando con ella!

Una caja más y estaría todo listo para la mudanza. A pesar de ser lo que siempre había querido, sentía que le faltaba algo por hacer, que  no podía irse de allí. Y en esa última caja, aquella cuyo envoltorio era toda una manta de polvo, y empezó a abrirla. Un balón de baloncesto con el que apenas jugó cuando la tecnología fue abriendo paso entre sus cosas, una caja de colores y un cuaderno del colegio, ¡madre mía! Ni se acordaba de eso. Y en el fondo, envuelto en papel de revista, guardaba el mayor tesoro, aquel que cuando cogió, sintió que respiraba de nuevo.

-                  - ¡No lo puedo creer! ¡Estás aquí!- y es como si en ese momento, al abrir de nuevo aquel libro, no escuchase la voz de su madre cada noche antes de dormir, si no, que fue como si aquellas páginas que tantos días llevaban dormidas, empezasen a hablarle…

¡Qué ilusión ver la luz de tus ojos¡ El tiempo no se para ante nadie, corrieron por tu vida nuevos aires y sentí el olvido. Supe cómo duele sentirse solo y lloré como un niño… Fui tu refugio en las duras noches, y aunque envuelto en papel de revista, sé que me guardaste en la mejor caja de zapatos…

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Y supo, que si abría aquella puerta, nunca más volvería a entrar.

¿En 2030? Esto ocurrirá en 2030, 2040 o 2050...

Da lo mismo si sucede en 2030, en 2040 o en 2050. El caso es que nuestro planeta pierde vida con el paso de los años. Y toda esta desenfrenada demolición gracias, ¿a quién? Claramente, y sin lugar a dudas, el ser humano tiene algo que ver, y no en pequeñas proporciones.

El medio ambiente es una realidad que, cierto es, pocas personas tenemos en mente. De otro modo, no seguirían retransmitiéndose noticias o realizándose publicaciones en nuestros diarios, en las pantallas de nuestros televisores, en los espacios webs, entre otros muchos medios de comunicación, sobre los problemas ambientales más graves que, por extensión, están destruyendo nuestro planeta. Se puede vislumbrar en la entrada de este blog, aunque data del año 2015, estos acontecimientos siguen manteniéndose hoy en día.

Resultado de imagen de contaminacion marParece que es algo usual hablar de que el conflicto se desencadena por la globlalización y la industrialización. Es decir, sabemos lo que está ocurriendo. No obstante, ¿hasta qué punto somos conscientes de estas atrocidades? Levantemos la mirada, y observemos el estado de la cuestión. No se trata de hablar por hablar, de decir que tenemos un problema en la Tierra, y que sea algo etéreo y fugaz, algo que oímos, pero que, inmediatamente, olvidamos. Hay que actuar. Evidentemente, una sola persona no puede ser el héroe o la heroína que, utilizando sus poderes de pensamiento y de movilidad, salve un poco la circunstancia. Pero sí es verdad que cada persona, en particular,  tiene una labor que, más que importante, diría que es trascendental, en el cuidado de nuestro planeta. ¿O no es así? Personalmente, cuando acudo a una playa, a una cala o, simplemente, a un lugar de nuestra naturaleza, se me encoge el alma. Siempre, y cuando digo siempre es siempre, encuentro algún desperdicio o algún resto que, obviamente, el ser humano ha dejado como impronta de que ha permanecido en ese espacio. Pero… ¿son necesarios estos sellos contaminantes en nuestras tierras, en nuestros espacios naturales, en los lugares que nos permiten tener vida? Seamos realistas de una vez. ¡Nuestro planeta nos necesita! Y el fondo de nuestros océanos agradecerá no tener que perder su fauna y su flora por culpa de una lata o de un inoportuno plástico que se enreda en las extremidades de alguna de nuestras especies y acaba por devastarla. 


Sinceramente, la Educación dentro de unos cuantos años la veo abocada, totalmente, a la rehabilitación de nuestro espacio vital que es la Tierra. Todos y cada uno de nuestros estudiantes, con sus docentes como guía, se encontrarán en un lugar en el que solamente importará salvar la especie humana de algún u otro modo, hasta que la Tierra vuelva a ser lo que un día disfrutamos. Veo que todos los días se van a convertir en un batallón de limpieza, como sucede en nuestra conocida película Wall-E. Paradojas de la vida. ¿verdad? Un robot intentando restaurar lo que un ser humano ha destruido. Y más surrealista puede parecernos porque se trata de una película de animación. Pues, queridos y queridas, yo entiendo que, en un futuro, los días de estudio de nuestros discentes se terminan. Porque no habrá un lugar en condiciones donde promover el aprendizaje, en el que, efectivamente, se preste lugar a la enseñanza. Todos estaremos entregados a intentar socorrer lo que un día devastamos. Y un día normal en la vida de un estudiante sería el equivalente al que se muestra en esta escena:


Si lo cuidas... 
El Planeta te da a cambio lo que necesitas: 
la luz, la tierra, el agua y el oxígeno para sobrevivir.

Los Simpson ya predecían el futuro...

-¡ Mamá, déjame, no ves que estoy aprendiendo!-. Hoy es un gran día en mi escuela y sobre todo para mis compañeros y yo...Después de meses de trabajo, hemos podido realizar la gran reunión de hoy.
Estar de acuerdo en fijar una fecha entre todos los países que pertenecen a la ONU, es bastante difícil pero lo hemos conseguido. Hoy es la asamblea de debate sobre los pilares de nuestra educación mundial.

Nuestros profesores Moises, Liberto y Ana, nos han ayudado bastante en poder realizar unas ideas y propuestas educativas para la educación del futuro... Ese futuro que vemos tan lejano en 2030 o 2045 está a la vuelta de la esquina y nosotros pertenecemos a él.... Nuestra profesora Ana, fue la mayor impulsora de esta actividad dentro de nuestra aula, llego un día y nos dijo: - Chicos, hace años que llevo en mente una actividad y no es otra que representar a la ONU y sus debates en esta nuestra aula- , todos nos quedamos flipando y fue tal su implicación.... Comenzó todo por un capitulo de los Simpson que vio de pequeña, donde se celebra una asamblea de la ONU en una clase... Y hoy si, hoy somos nosotros los elegidos para ello...¡Que nervios!


                        

                                                  

Mi país es España, y actualmente estamos inmersos en un proceso de cambio, de estructuración, de cambio de políticas educativas... Aunque, vamos por detrás de muchos países como Finlandia, Francia, o Japón, pienso que dentro de unos años y no muchos podremos alcanzarlos. Hoy en la asamblea he creado un relato sobre como será la educación dentro de 15-20 años, espero que les guste a todos y podamos llevarlo a la práctica.

                                     Como me gustaría que fuera la educación en 2030

Actualmente, me aburren las clases, no las veo motivadoras, damos materias que no son de mi interés y eso me crea frustración.... He pensado a mis 16 años en abandonar la escuela, pero espero en un futuro que nadie quiera pensar en esto y siga el camino que actualmente en mi país el 40% no lo sigue...

Yo sueño con una escuela donde nos dividan por gustos y no por edades o por letra inicial del apellido... Quiero aprender, inventar mis propias cosas y sobretodo practicar lo que me gusta: baloncesto, historia, oratoria, y naturaleza. Trabajar esto es una escuela no es difícil pero si costoso...

Sueño con una escuela al lado de la playa, o de la montaña o incluso de un lago... al aire libre aunque con habitaciones enormes donde también podamos trabajar otras actividades.... He leído mucho en Internet sobre Howard Gadner y su teoría de las inteligencias múltiples y me apasiona. Todos mis compañeros tienen alguna  potenciada de forma innata y muchas otras que si las escuelas la motivaran se desarrollarían...

No sueño con una escuela, llena de tecnología, no creo que sea en 2030 donde hayan robots en clase, o pupitres con ordenadores incorporados... Creo que la tecnología esta en nuestras vida, y sabemos utilizarla, pero las escuelas tendrán que enseñarnos en un futuro a utilizar sus ventajas y eso empieza por crear escuelas más críticas, fomentar el método científico, y crear grupos de trabajos por gustos, así conseguiremos que nuestro educación evolucione.

No sueño con un colegio digitalizado, sueño con un colegio que fomenten el sentido crítico de la persona que nos haga desarrollar esas inteligencias de manera conjunta, y nos haga ver que la vida no es solo tener un trabajo y ser pasivo social, sino una persona activa y crítica que quiera que nuestra sociedad avance.


¡ Gracias a todo por su atención!














martes, 14 de marzo de 2017

Práctica 5. La Educación en 2030

Bienvenidas y bienvenidos a Google TIME.

La quinta práctica consiste en redactar un relato sobre cómo será la educación en 2030... o 2040... o 2050...

Para comenzar podéis leer  la entrada "Temps era temps que es va voler decretar un professorat 2.0" de Escola2018 que inspiró esta práctica:
A continuación tenéis este fragmento de La máquina del tiempo, una revisión de Simon West 2002 del clásico de H.G. Wells.

Os recomiendo que hagáis un relato personal, más literario que didáctico. Os dejo dos ejemplos de años anteriores con claros referentes cinematográficos:

Por último, podéis plantead un futuro utópico o distópico. Cada una tiene sus preferencias. Aprovechad la magnífica Timeline de vuestra compañera: