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domingo, 12 de marzo de 2017

Los fantásticos libros voladores del señor Morris Lessmore

Sería un error hablar en este blog de literatura infantil y juvenil y no presentar esta maravilla de cortometraje de animación, realizado por el autor e ilustrador William Joyce, dirigido por Brandon Oldenburg y producido por Moonbot Studios, ganador del Óscar 2012.
Una obra de arte que rinde homenaje al amor entre las personas y los libros. Un amor correspondido, cuando se genera una conexión entre los sentimientos de la persona y las líneas que llenan las páginas; un amor curativo, cuando llega a nosotros la lectura idónea en el momento oportuno; un amor sincero, cuando nos desnuda y nos hace ver tal y como somos; un amor paciente; cuando nos sumergimos horas y horas hasta terminar un libro; un amor pasional, cuando deseamos seguir inmersos y no volver al mundo real; en definitiva, un amor literario. El personaje que protagoniza este fabuloso corto somos nosotros en nuestro continuo caos, perdidos a menudo en el tiempo y el espacio, agitados por "huracanes" de la vida, vacíos de historias que contar e imaginación para inventarlas, a esperas de un soplo de vida en forma de libro que nos ilusione, que nos despierte y nos haga viajar a donde queramos. Os invito a disfrutar del corto, apreciando no sólo el mensaje, sino la calidad gráfica y especialmente la fabulosa banda sonora, la cual consigue que no echemos en falta ni una sola palabra. Al ver este corto por enésima vez me hice una pregunta que me gustaría compartir para la reflexión: Si a terminar mi vida tuviera que resumirla en un libro. ¿Qué capítulos no podrían faltar?

lunes, 27 de febrero de 2017

ALIKE


   Percibimos que seguir un canon ya establecido es la manera correcta de continuar, pues así lo vemos en cada uno de los lugares a los que acudimos. Percibimos que únicamente hay una manera correcta de hacer las cosas y al igual, que es una sola la respuesta válida, y así, sin más, dejamos que pase cada día preocupándonos por seguir el patrón que ya han establecido por nosotros, pues así esperan que lo hagamos. Esto es de lo más contradictorio, pues por un lado, esperan que no te salgas de esa línea ya marcada, mientras que por otro, tienen el valor de decirte: “hay que ser creativo, hay que ser original”, y es entonces, en ese momento, cuando abandonas toda esperanza. Y ahí ocurre, cuando nos convencemos de que seguir el camino establecido es lo mejor y perdemos todos nuestros colores, perdiendo así gran parte de nuestra esencia, de nuestras ambiciones, sueños y maneras de actuar.


  Hasta que un día, uno de los seres que más nos ama, válgase, nuestro querido papá, nuestra amada mamá, o cualquier otra persona, esa que conoce más que nadie nuestros colores, nuestra esencia, se da cuenta de que algo falla. Algo está cambiando en nosotros. En nuestra forma de percibir el mundo, la vida, en un fin, en nuestra manera de disfrutar las cosas que hacemos. Y esa persona que tanto nos quiere se da cuenta porque ya no reflejamos ese color, alegre y profundo, que con tanta fuerza contagia a los demás. Nos amarran incesantes límites y, en la misma escuela, lugar en el que se debería potenciar todo nuestro color, ese color que nos enriquece, que cada vez nos hace más brillantes porque se impregna de tonalidades profundas, resulta que se apaga. Y son nuestros seres queridos quienes lo saben porque, al salir de ella, solo tenemos un color, apagado, sin brillo, ni luz, sin nada que contar, sin nada que transmitir. Pero nuestros seres queridos saben que esto no puede quedarse así. Que hay que hacer algo para volver a recuperar nuestros colores. Entonces, se nos da la oportunidad de poder volar y recuperar aquello por lo que luchamos. demostrando a todos que somos capaces de brillar con luz propia, de ser felices con lo que hacemos, aunque esté fuera del patrón marcado, pero lo importante es ser uno mismo.

  Así que no lo olvides, no dejes que nada ni nadie frene tu imaginación, que la rutina no bloquee tu creatividad y sobre todo, no tengas miedo, miedo a expresar quién eres y explorar caminos desconocidos ¡No pierdas tu color!