sábado, 25 de febrero de 2017

Soy lo que leo

Transcurridos 23 años de vida, echo la vista atrás y, con cierto asombro, puedo contemplar cómo los pasos que me han llevado a ser cómo soy han venido determinados, en cierto modo, por las lecturas que han alimentado y sellado mis ideas, mis gustos, mis creencias, en definitiva: mi ser. En efecto, estoy convencido de que a lo largo de la vida (al menos la mía) las lecturas no son reveladas en el momento oportuno.
En la infancia, mis primeros pasos estuvieron acompañados por la gran colección de Disney heredada en gran parte por los cuentos de los hermanos Grimm. Cada cuento o película me llevaba a un nuevo lugar, como si de un viaje por el mundo se tratase. Estaba empezando a entender, casi de manera inconsciente, la cantidad y variedad de lugares, personas, animales de la que estaba compuesto este maravilloso mundo.
No obstante, si tuviera que representar la infancia en un libro, éste sería sin dudas alguno de la colección de Manolito Gafotas de Elvira Lindo, donde ya empezaba a sentir verdadera empatía con una voz que emergía de entre las líneas del libro, pudiendo identificarme con "el tete" (el hermano pequeño) cuando yo aún lo era en mi familia, así como con Manolito (el hermano mayor) cuando llegaron tres locos bajitos a mi familia años más tarde.
En la siguiente etapa, la adolescencia, la literatura se volvió en la mayoría de los casos una enemiga que se presentaba de manera forzosa como un deber académico, aunque a veces, sin quererlo, se convertía en la aliada idónea para combatir y sobrellevar la revolución hormonal propia de esos años. Ejemplo de ello fueron los poemas de Miguel Hernández, con los que empezaba a entender, a sentir, y a doler, como El rayo que no cesa, qué era eso de la Vida, por qué nos vuelve tan sumamente locos aquello otro llamado Amor, y por qué se teme tanto a la dichosa Muerte.

Por otra parte, mis gustos se iban perfilando y me embauqué en el mundo de las sagas: leí algunos libros de Harry Potter (antes de ver la película), vi la saga completa de Star Wars, vi en pantalla la que para mí ha sido la mejor saga literaria trasladada al cine hasta el momento: El Señor de los Anillos, leyendo posteriormente El Hobbit, ambos de J.R.R. Tolkien, quedando fascinado en los detalles de personajes, paisajes y aventuras, dotando de grandeza a la simplicidad, como Bilbo Bolson.

Últimamente, sigo en ese mundo. Soy un amante de las series desde que vi hace años LOST, siendo Juego de Tronos la que sigo desde su estreno hace varios años, habiendo leído posteriormente algunos de los libros del genio G.R.R. Martin, como Tormenta de espadas o Festín de cuervos. También soy seguidos de otros estilos, como el descaro inteligente de Pérez Reverte, o la dulzura pasional hecha letra de Mónica Carrillo. 
Desde los inicios hasta el hoy, éstas son mis lecturas, es decir, éste soy yo: soñador, hermano, explorador, perdido, aventuro, romántico, curioso, y como los libros: vivo.

2 comentarios:

  1. HOla Jose, qué razón tienes en que somos lo que leemos, cómo reflexionamos y vemos el mundo a través de las lecturas.
    Y encantada de conocerte en tu descripción, añadiría gracioso y preguntón, jeje, ¿no te parece?

    ResponderEliminar
  2. jajaja, ¡así es! Cualquiera diría que mis libros favoritos han sido los de Sherlock Holmes.

    ResponderEliminar