lunes, 29 de mayo de 2017

El país de nunca jamás

Dentro de no mucho tiempo, en una clase no muy, muy lejana…

Todos los estudiantes, excepto Peter, se miraban unos a otros con cara de asombro e incluso indignación. ¿Un qué? ¿Dónde decía que había que ir? Esta profesora estaba loca, vivía anclada en el pasado. Puf, qué pérdida tiempo. Peter, sin embargo, estaba encantado. Una pequeña sonrisa iluminó su cara aunque disimuló por miedo a ser pillado entre las quejas del resto.

  ¡Con lo fácil que es buscarlo en youtube! – bramó el primero.
   ¡O que me lo cuente un booktuber! – añadió otro.

Y así un sinfín de reproches en cuanto la profesora salió del aula. Ni había encendido el proyector aquel día, ¡qué desfachatez! ¿Cómo iban a hacer una foto a lo que tenían que hacer? ¿Cómo pretendía esa mujer que aprendieran?

  Durante la próxima clase acudiremos a la biblioteca de la universidad. Deberéis navegar por las estanterías y hacer clic en el libro que os llame la atención. Podréis abrir y cerrar en todos los libros que necesitéis hasta seleccionar y descargar el adecuado.

¿Pero qué decía esta mujer? Definitivamente había perdido la cabeza. Entendían las palabras pero, ¿cómo? sin un ordenador, móvil, ipad, app,… No pasaba nada, buscarían un tutorial en youtube de cómo se hacía eso.

Peter estaba contento. Tenía un secretillo y, por fin, podría hacer uso de su experiencia. Le encantaba ir a la biblioteca, no a estudiar o hacer como que estudiaba, como el resto de los alumnos, le gustaba sacar libros y llevárselos a casa. Era uno entre muchos, pero ahí estaba él, disfrutando del momento. Le satisfacía encontrar el nombre del libro que estaba buscando en el catálogo, ir a la estantería y buscar la referencia. A veces, encontraba algún papel dentro, algún pequeño tesoro que le permitía trasladarse al pasado. Al parecer, hacía décadas se apuntaba en un papelito la fecha de devolución y los bibliotecarios tenían un sello para anotar el
vencimiento, ¡qué rudimentario!

Y llegó el día, todos acudieron a la biblioteca.

–Apuntad en un papel la referencia, el título y el autor, por favor, de los libros que más os interesen.   Dijo la profesora.

¡Lo que faltaba! Si no llevaban nada a mano, bueno, sí, el móvil, harían una foto. Entonces, Peter Pan sacó de un estuche algunos colores, una libretita y empezó su propia aventura en busca del libro perdido. ¿En qué historia se sumergiría esta vez? ¿A qué olerían las páginas?



Difícil de ver el futuro es...

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