Comienzo relatando
mis recuerdos literarios de antaño, en un país muy lejano llamado Chile. La
abuela sentada al lado del fogón, calentando agua para tomar mate, la lluvia se
hacía presente en los meses de invierno en el campo del Bío- Bío, pero con gusto, todos los nietos escuchábamos
los relatos del pícaro Pedro Urdemales, que
se caracterizaba diferente para engañar a la gente. A la edad de seis años Mistral
me hizo llorar con variados poemas, pero
la melancolía dio paso a la aventura con el Principito y Papelucho que se
encontraban en la biblioteca de mi hogar.
Poco a poco me encontré sumergida en un túnel, dónde la sabiduría se hacía
presente en las palabras de Neftalí
Reyes con sus veinte poemas de amor y una
canción desesperada, Mientras la adolescencia se hacía presente mi
profesora me presento a don Gabo con Cándida Eréndida y su abuela desalmada, Puig me cautivo con
boquitas pintadas, y laura Esquivel me enloqueció con agua para chocolate y aun
tengo en la memoria, corriendo a la loca Gertrudis desnuda a caballo. Pero fue,
Isabel Allende quién me relató más acerca de lo que aconteció en mi país en el
año 1973 con su célebre libro la Casa de los Espíritus. Poco la poco la adolescencia iba pasando, y me
involucraba sentimentalmente con la Literatura del año de la Dictadura, con el
notable trasformista y escritor Pedro Lemebel.
En mi relato no
debo dejar fuera al libro más leído universalmente la Biblia, porque con el
cantar de los cantares aprendí a reconocer variadas figuras literarias, pero
fue con los Clásicos de la Literatura Universal con los que soñé varias veces,
pasiones de amores griegos en la famosa Iliada y desventuras en Eneida, Dante
me enseñó a conocer los círculos del infierno de una forma maravillosa y cuando
leía el libro, siempre pensé que Beatriz
fue mi madre, pero luego comprendí que la vida es un sueño.
Mi primer acercamiento con el mundo de la caballería
se realizó con Amadís de Gaula, sin embargo,
muchas veces me sentí al igual que Miguel y pensé volverme loca y ser la
princesa Micomicoma, en los exhaustivos controles de lectura que nos realizaban
las profesoras de la Universidad.
Durante esta etapa
conocí a varios Juan Tenorio, que me rompieron el corazón porque decían que
nuestro romance seria parecido al de Romeo y Julieta, pero lamentablemente no
fue así y me convertí en una joven desventurada e ilusa Jane Eyre, Pero desde
ese entonces dije nunca más, y fui una
mujer empoderada al igual que La Regenta de España, Madame Bovary de Francia o Doña Bárbara de Venezuela. Mientras sufría
por los amores enloquecidos de aquella época me consolaba una amiga que corría
peor suerte que yo, y ella se autorretrataba como Marianela. Pero Inés que es una
compañera alcahueta que parecía Celestina, nos hacía conocer personas y percibir que la
vida no es tan desagradable.
Recuerdo con
nostalgia que todos mis compañeros soñábamos con ser como José Martí y luchar
por una sociedad con valores y potenciar la unión latinoamericana, porque
pienso que la sociedad debe ser un Mundo Feliz igual como lo dicen los versos
de Rubén Darío, Huidobro o Gonzalo Rojas.
Conocí a grandes
poetas Españoles, Gracias a las lectura que hacía mi padre y su círculo de
amigos, en las tertulias literarias, recitaban poemas de Rafael Albertí de Cádiz, Federico García
Lorca, Miguel Hernández, Unamuno y como dice Machado caminante no hay camino, se hace camino al
andar, pero a mi madre le encantaba la Araucana de Alonso de Ercilla, y a ella
le gusta mucho la cultura ancestral Mapuche, que viene de la zona de la
Araucanía, conoció al poeta Elicura Chihuailaf que narra todo lo que acontece
en la tradición ancestral de Chile.
Durante mi vida he
conocido dos Niebla, una de María Luisa Bombal y otra de Miguel de Unamuno que
dejo un legado muy grande en mi vida, que es amar a las mascotas, porque sabrás
que ellos son los mejores compañeros de vida, tal como lo hace Orfeo, y en
alusión a ese nombre mi mascota se llama Elfeo.
Debo confesar que
para cada lectura existe una edad apropiada, cuando leí Crimen y Castigo, La Náusea, la Colmena, las
Olas de Wolf, pasaba por un estado anímico muy malo, y cada vez que leía, no
eran de mi completo agrado pero al ver los análisis que hacía la profesora, sabía
que todo lo que me obligaban a leer, era por algo significativo.
El año pasado recordé
que tendría que venir de intercambio a España y me sentí, reflejada en Andrea
de Nada, llegar a una tierra completamente diferente, lo primero que pensé fue en
Hija de caníbal de Montero y no perderme al igual que Ramón en el
Aeropuerto de Madrid y que mi madre sea Lucía en mi búsqueda implacable, pero yo
no vengo a decir un discurso y extraño mi caldillo de congrio, mis hojas de
Parra, y la literatura Marucha de Lucha y a Chillán cuna de artistas.
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ResponderEliminarEn segundo lugar, ME HAS EMOCIONADO. Eres la más joven de clase y además vienes de allende los Andes. Y has hecho el recorrido más completo hasta ahora por la literatura canónica española. Además has incluido algunos de imprescindibles de la literatura hispanoamericana. Por cierto, recuérdame que hablemos del CEMAB en clase.