Dentro de no mucho tiempo, en una
clase no muy, muy lejana…
Todos los estudiantes, excepto Peter,
se miraban unos a otros con cara de asombro e incluso indignación. ¿Un qué? ¿Dónde
decía que había que ir? Esta profesora estaba loca, vivía anclada en el pasado.
Puf, qué pérdida tiempo. Peter, sin embargo, estaba encantado. Una pequeña
sonrisa iluminó su cara aunque disimuló por miedo a ser pillado entre las
quejas del resto.
– ¡Con
lo fácil que es buscarlo en youtube! – bramó el primero.
–
¡O
que me lo cuente un booktuber! – añadió otro.
Y así un sinfín de reproches en
cuanto la profesora salió del aula. Ni había encendido el proyector aquel día,
¡qué desfachatez! ¿Cómo iban a hacer una foto a lo que tenían que hacer? ¿Cómo
pretendía esa mujer que aprendieran?
– Durante
la próxima clase acudiremos a la biblioteca de la universidad. Deberéis navegar
por las estanterías y hacer clic en el libro que os llame la atención. Podréis
abrir y cerrar en todos los libros que necesitéis hasta seleccionar y descargar
el adecuado.
¿Pero qué decía esta mujer? Definitivamente
había perdido la cabeza. Entendían las palabras pero, ¿cómo? sin un ordenador,
móvil, ipad, app,… No pasaba nada, buscarían un tutorial en youtube de cómo se
hacía eso.
Peter estaba contento. Tenía un
secretillo y, por fin, podría hacer uso de su experiencia. Le encantaba ir a la
biblioteca, no a estudiar o hacer como que estudiaba, como el resto de los
alumnos, le gustaba sacar libros y llevárselos a casa. Era uno entre muchos,
pero ahí estaba él, disfrutando del momento. Le satisfacía encontrar el nombre
del libro que estaba buscando en el catálogo, ir a la estantería y buscar la
referencia. A veces, encontraba algún papel dentro, algún pequeño tesoro que le
permitía trasladarse al pasado. Al parecer, hacía décadas se apuntaba en un
papelito la fecha de devolución y los bibliotecarios tenían un sello para
anotar el
vencimiento, ¡qué rudimentario!
Y llegó el día, todos acudieron a la
biblioteca.
–Apuntad en un papel la referencia,
el título y el autor, por favor, de los libros que más os interesen. – Dijo la profesora.
¡Lo que faltaba! Si no llevaban nada
a mano, bueno, sí, el móvil, harían una foto. Entonces, Peter Pan sacó de un
estuche algunos colores, una libretita y empezó su propia aventura en busca del
libro perdido. ¿En qué historia se sumergiría esta vez? ¿A qué olerían las
páginas?
Difícil de ver el futuro es...